LAS PERSONAS MANIPULADORAS

Una personas manipuladora es aquella que utiliza a los demás para conseguir sus propios intereses. Se sirven de los demás para conseguir sus objetivos y no cesan hasta que lo logran.

La manipulación es la actitud de una persona dirigida a influenciar a otra persona para conseguir determinados objetivos. Es la forma en la que un individuo se sirve de otro para que de forma inconsciente, debido a la sutileza del manipulador, o conscientemente por temor, compromiso o culpa, éste le ayude a lograr su deseo o aquello que le interesa. Las personas manipuladas ceden a los caprichos de otra a pesar de sus propios deseos. Suele producirse entre amigos, en la familia o en el trabajo. Las personas que constantemente tratan de ejercer control sobre otros son muy sutiles y hábiles con las artimañas que utilizan para lograr sus objetivos y, rara vez, se les notan sus intenciones. Saben perfectamente lo que quieren y nada ni nadie les impedirá conseguirlo. Actúan sin pensar si sus actos son buenos o malos, y poco les importa lo que los demás sientan al respecto. En la mayoría de los casos se trata de personas con habilidades sociales. Son divertidos, amables, imaginativos y poseen un gran encanto.

Para el manipulador es imprescindible conseguir que el otro actúe como él desea o que esté de acuerdo con él. En caso contrario, rechaza su amistad, no le interesa seguir teniendo trato con él. A pesar de ello, sigue siendo cordial en el trato aunque no le aprecie. No son de fiar, es muy probable que a la espalda extiendan rumores. Este tipo de actos refuerzan su autoestima, les hacen sentirse valientes, importantes y seguros, aunque, por lo general, son personas bastante inseguras e inmaduras emocionalmente, que sienten temor al rechazo y tienen necesidad de afecto. En el fondo subyace un problema de confianza en sí mismo y de dependencia de los demás. Necesitan que otros le apoyen y le faciliten su cometido.



Todos podemos convertirnos en un momento determinado de nuestra vida en personas manipuladoras. La necesidad de control que sentimos en algunas ocasiones o en determinadas circunstancias, puede hacer que en momentos concretos de nuestra vida tratemos de manipular a los demás.

Las personas que han sido manipuladas no suelen darse cuenta de que lo están siendo hasta después de ocurrido el hecho. Es entonces cuando se sienten impotentes, enfadadas, y frustradas por haber actuado de forma contraria a sus deseos y por haberse dejado engañar. Se han dejado atraer y convencer por personas que ellos consideraban de su confianza y de quienes esperaban una gran amistad. Pero el resultado es que han sido utilizadas para los intereses del manipulador y, una vez que ya no les necesitan les dan la espalda, ya no son útiles para ellos.

El efecto hipnotizador que estas personas suelen tener sobre los demás hace que quienes están siendo manipuladas, actúen o lleguen a actuar o hacer comentarios con los que no están de acuerdo y que no habrían hecho si no hubiesen estado bajo su efecto hipnotizador. Todas las personas manipuladoras son conscientes de su necesidad de controlar a los demás. Sin embargo esto un acto deplorable que atenta contra la dignidad de las demás personas. Por eso, no debemos permitir que esto nos ocurra, para lo cual, en cualquier situación, debemos pensar en nuestra integridad como persona y no dejar que nos utilicen. Para combatirlos, no hay que ceder a sus presiones. Sin embargo el mejor consejo es evitar la compañía de una persona manipuladora, deshacerse de ella tan pronto como sea posible, o hacerle frente. No permitas que te revisan el teléfono celular, te controlen el horario, tus compañías, tus quehaceres, tu tiempo libre, etc..

¿CÓMO HACERLE FRENTE A LAS PERSONAS MANIPULADORAS?
Expresa lo que te desagrada y cómo te sientes

Expresar nuestras ideas de forma sencilla y clara. Es imprescindible que la otra persona se de cuenta que no puede afectar nuestro juicio o capacidad reflexiva a partir de la manipulación de nuestra autoconfianza o de nuestras emociones. Rebatir agresivamente los argumentos del otro, que muchas veces no tienen ni siquiera un basamento sólido, solo nos conduce a mantener una discusión inútil donde no hay posibilidad de entendimiento.

Debemos tener siempre presente que nuestro objetivo no es simplemente "no dejarnos manipular a como de lugar" sino modificar la situación. ¿Por qué este objetivo? Porque de seguro la persona que nos intenta manipular es significativa en algún sentido para nosotros y estamos interesados en llegar a un acuerdo ventajoso, ya sea para mantener las buenas relaciones interpersonales o para lograr el desarrollo de alguna actividad conjunta. Así, es esencial que nuestro mensaje no solo sea comprensible sino que además sea recibido con las menores resistencias posibles por parte de nuestro interlocutor.

Recordemos además que expresar cómo nos sentimos en relación con algo o alguien es una técnica altamente efectiva, siempre que se realice de manera correcta y con respeto hacia el otro. Cuando nuestro interlocutor nos escucha hablar sobre nuestros estados de ánimo tiene la percepción de que la comunicación fluye, es abierta y sincera. Además, la "obligamos" a ponerse en nuestro lugar, a ser empática con lo que experimentamos y así probablemente reflexione sobre los efectos de su comportamiento manipulador.

Exprésate en primera persona
En muchas ocasiones el manipulador lleva la conversación a un terreno de nadie, realiza críticas sin personalizar, desde una posición no comprometida; dejando siempre una puerta de escape en el caso de que alguien le pregunte a quién se refiere. La mejor defensa contra esta estrategia comunicativa es personalizar, personalizar, personalizar... hablar siempre en primera persona y pedir aclaraciones. Un ejemplo podría ser: "yo siento que te estás refiriendo a... ¿es así?". "Obligar" a tomar la responsabilidad por sus criterios usualmente desarma al manipulador y termina con su estrategia.

Delimita responsabilidades y asume errores
Otra de las técnicas manipuladoras por excelencia es hacer sentir en culpa a la persona, hacerlo responsable por todo, por lo que sucedió, lo que sucede e incluso lo que podría suceder. Es algunas ocasiones tenemos ciertas responsabilidades pero nuestra cuota de "culpa" no puede tender al infinito. Una estrategia muy eficaz es delimitar nuestras responsabilidades e incluso reconocer nuestros errores. Tenemos derecho a equivocarnos pero nadie tiene derecho a aprovecharse o lacerar nuestra autoimagen porque cometimos un error. Reconocer nuestras dificultades y cuotas de responsabilidad indica que somos personas maduras, responsables de nuestros actos y por ende, poco manipulables.
Exprésate con firmeza, serenidad y confianza
Ya se ha hecho referencia a que una de las armas preferidas del manipulador es jugar con las emociones ajenas. Por eso es imprescindible establecer el diálogo desde una postura confiada, serena y firme. Debemos tener en cuenta que a la persona manipuladora no le interesa iniciar un debate fructífero sino solamente conseguir su propósito, por eso si le brindamos algunos argumentos lógicos que contradigan sus ideas, probablemente retome nuestras opiniones y las replantee según su beneficio. Recordemos que hasta la mejor idea puede verse desde diferentes perspectivas y el manipulador es muy habilidoso en jugar con las diferentes posibilidades. Reconoce que sus ideas son válidas, no las critiques, incluso súmate a ellas con la frase: "comprendo sus puntos de vista y los respeto; no obstante creo que..." o quizás: "su perspectiva es adecuada; aún así, existe la posibilidad de que..." De esta manera se sienta una pauta en la conversación: el respeto a las opiniones del otro y; brindándole valor a sus ideas, le conferimos valor a las nuestras.

Siéntete libre para negarte :
Si tenemos fundamentos sólidos y suficientes en contra de la idea que se nos propone, entonces negarse no es un pecado. Eso sí, no debemos perdernos en excusas banales o explicaciones auto inculpantes. Expresar nuestro desacuerdo es un derecho que nos permite marcar nuestros límites y evidenciar los mismos ante las personas que nos rodean. Aceptar las demandas externas para evitar una discusión muchas veces implica renunciar a una parte de nuestra individualidad y ceder ante la manipulación. Entonces basta con ser congruentes y decir: "No", todas las veces que sea necesario.

Decidirnos a combatir la manipulación no es un camino sencillo y de seguro se hallarán muchos obstáculos. Muchas veces implica separarse de las posiciones cómodas que hemos ido asumiendo a lo largo de nuestra vida, ya sea a en el área laboral o familiar, pero sin lugar a dudas nos permitirá ser más congruentes con nosotros mismos y nos facilitará una vía para lograr el equilibrio emocional.

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