Si las mujeres quieren que los hombres las conozcan, que realmente las conozcan, ellas tienen que enseñarles algo del conocimiento profundo. Algunas mujeres dicen que están cansadas, que ya han hecho demasiado en esta área. Sugiero humildemente que han estado tratando de enseñarle a un hombre a quien no le interesa aprender. La mayoría de los hombres quieren saber, quieren aprender. Cuando los hombres muestran esa voluntad, entonces es el momento de revelar cosas: no sólo porque sí, sino porque otra alma lo ha pedido.
Para ganarse el corazón de la mujer salvaje, una pareja deberá entender plenamente la dualidad natural en ella. Cualquier persona cercana a una mujer salvaje de hecho está en presencia de dos mujeres: un ser externo y una criatura interna, una que vive en el mundo de arriba, y otra que vive en el mundo no tan fácilmente visible. El ser externo vive bajo la luz del día y es fácilmente observable. A menudo es pragmática, aculturada, y muy humana. La criatura, no obstante, con frecuencia viaja a la superficie desde muy lejos, a menudo apareciendo para luego desaparecer con la misma velocidad, sin embargo dejando siempre tras de sí un sentimiento: algo sorprendente, original y sabio.
Una mujer posee tremendos poderes cuando los aspectos duales individuales son reconocidos conscientemente y contemplados como unidad, sosteniéndolos juntos en lugar de mantenerlos separados. El Poder de Dos es muy fuerte y ninguno de los dos lados de la dualidad debe ser desatendido. Necesitan ser alimentados por igual, pues juntos aportan un poder sobrenatural al individuo.
Extractos del GRAN LIBRO de Clarissa Pinkolas Estess "Mujeres que corren con los lobos"
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