Los CUATRO ACUERDOS - Primer ACUERDO


La mente humana es como un campo fértil en el que continuamente se están plantando semillas. Las
semillas son opiniones, ideas y conceptos. Tú plantas una semilla, un pensamiento, y éste crece. Las
palabras son como semillas, ¡y la mente humana es muy fértil! El único problema es que, con demasiada
frecuencia, es fértil para las semillas del miedo. Todas las mentes humanas son fértiles, pero sólo para la
clase de semilla para la que están preparadas. Lo importante es descubrir para qué clase de semillas es fértil
nuestra mente, y prepararla para recibir las semillas del amor.
Fíjate en el ejemplo de Hitler: Sembró todas aquellas semillas de miedo, que crecieron muy fuertes y
consiguieron una extraordinaria destrucción masiva. Teniendo en cuenta el pavoroso poder de las palabras,
debemos comprender cuál es el poder que emana de nuestra boca. Si plantamos un miedo o una duda en
nuestra mente, creará una serie interminable de acontecimientos. Una palabra es como un hechizo, y los
humanos utilizamos las palabras como magos de magia negra, hechizándonos los unos a los otros
imprudentemente.
Todo ser humano es un mago, y por medio de las palabras, puede hechizar a alguien o liberarlo de un
hechizo. Continuamente estamos lanzando hechizos con nuestras opiniones. Por ejemplo, me encuentro con
un amigo y le doy una opinión que se me acaba de ocurrir. Le digo: «iMmmm! Veo en tu cara el color de los
que acaban teniendo cáncer». Si escucha esas palabras y está de acuerdo, desarrollará un cáncer en menos
de un año. Ese es el poder de las palabras.
Durante nuestra domesticación, nuestros padres y hermanos expresaban sus opiniones sobre nosotros
sin pensar. Nosotros nos creíamos lo que nos decían y vivíamos con el miedo que nos provocaban sus
opiniones, como la de que no servíamos para nadar, para los deportes o para escribir. Alguien da una opinión
y dice: «¡Mira qué niña tan fea!». La niña lo oye, se cree que es fea y crece con esa idea en la cabeza. No
importa lo guapa que sea; mientras mantenga ese acuerdo, creerá que es fea. Estará bajo ese hechizo.
Las palabras captan nuestra atención, entran en nuestra mente y cambian por entero, para bien o para
mal, nuestras creencias. Otro ejemplo: quizás pienses que eres estúpido, y tal vez lo hayas creído desde
siempre. Este acuerdo es muy difícil de romper, y es posible que te lleve a realizar muchas cosas con el único
fin de convencerte de que realmente eres estúpido. Puede que hagas algo y te digas a tí mismo: «Me gustaría
ser inteligente, pero debo de ser estúpido, porque si no lo fuera, no habría hecho esto». La mente se mueve
en cientos de direcciones diferentes y podríamos pasarnos días enteros atrapados únicamente por la creencia
en nuestra propia estupidez.
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Pero un día alguien capta tu atención y con palabras te hace saber que no eres estúpido. Crees lo que
esa persona dice y llegas a un nuevo acuerdo. Y el resultado es que dejas de sentirte o de actuar como un
estúpido. Se ha roto todo el hechizo sólo con la fuerza de las palabras, Y a la inversa, si crees que eres
estúpido y alguien capta tu atención y te dice: «Sí, realmente eres la persona más estúpida que jamás he
conocido», el acuerdo se verá reforzado y se volverá todavía más firme.

Veamos ahora lo que significa la palabra «impecabilidad». Significa «sin pecado». «Impecable»
proviene del latín pecatus, que quiere decir «pecado». El prefijo im significa «sin», de modo que «impecable»
quiere decir «sin pecado». Las religiones hablan del pecado y de los pecadores, pero entendamos qué
significa realmente pecar. Un pecado es cualquier cosa que haces y que va contra ti. Todo lo que sientas,
creas o digas que vaya contra ti es un pecado. Vas contra ti cuando te juzgas y te culpas por cualquier cosa.
No pecar es hacer exactamente lo contrario. Ser impecable es no ir contra ti mismo. Cuando eres impecable,
asumes la responsabilidad de tus actos, pero sin juzgarte ni culparte.
Desde este punto de vista, todo el concepto de pecado deja de ser algo moral o religioso para
convertirse en una cuestión de puro sentido común. El pecado empieza con el rechazo de uno mismo. El
mayor pecado que cometes es rechazarte a ti mismo. En términos religiosos, el auto-rechazo es un «pecado
mortal», es decir que te conduce a la muerte. En cambio, la impecabilidad te conduce a la vida.
Ser impecable con tus palabras es no utilizarlas contra ti mismo. Si te veo en la calle y te llamo estúpido,
puede parecer que utilizo esa palabra contra ti, pero en realidad la utilizo contra mí mismo, porque tú me
odiarás por ello y tu odio no será bueno para mí. Por tanto, si me enfurezco y con mis palabras te envío todo
mi veneno emocional, las estoy utilizando en mi contra.
Si me amo a mí mismo, expresaré ese amor en mis relaciones contigo y seré impecable con mis
palabras, porque la acción provoca una reacción semejante. Si te amo, tú me amarás. Si te insulto, me
insultarás. Sí siento gratitud por ti, tú la sentirás por mí. Si soy egoísta contigo, tú lo serás conmigo. Si utilizo
mis palabras para hechizarte, tú emplearás las tuyas para hechizarme a mí.
Ser impecable con tus palabras significa utilizar tu energía correctamente, en la dirección de la verdad y
del amor por ti mismo. Si llegas a un acuerdo contigo para ser impecable con tus palabras, eso bastará para
que la verdad se manifieste a través de ti y limpie todo el veneno emocional que hay en tu interior. Pero llegar
a este acuerdo es difícil, porque hemos aprendido a hacer precisamente todo lo contrario. Hemos aprendido a
hacer de la mentira un hábito al comunicarnos con los demás, y aún más importante, al hablar con nosotros
mismos. No somos impecables con nuestras palabras.
En el Infierno, el poder de las palabras se emplea de un modo totalmente erróneo. Las usamos para
maldecir, para culpar, para reprochar, para destruir. También las utilizamos correctamente, por supuesto, pero
no lo hacemos muy a menudo. Por lo general, empleamos las palabras para propagar nuestro veneno
personal: para expresar rabia, celos, envidia y odio. Las palabras son pura magia –el don más poderoso que
tenemos como seres humanos– y las utilizamos contra nosotros mismos. Planeamos vengarnos y creamos
caos con las palabras. Las usamos para fomentar el odio entre las distintas razas, entre diferentes personas,
entre las familias, entre las naciones... Hacemos un mal uso de las palabras con gran frecuencia, y así es
como creamos y perpetuamos el sueño del Infierno. Con el uso erróneo de las palabras, nos perjudicamos los
unos a los otros y nos mantenemos mutuamente en un estado de miedo y duda. Dado que las palabras son la
magia que poseemos los seres humanos y su uso equivocado es magia negra, utilizamos la magia negra
constantemente sin tener la menor idea de ello.
Por ejemplo, había una vez una mujer inteligente y de gran corazón. Esta mujer tenía una hija a la que
adoraba. Una noche llegó a casa después de un duro día de trabajo, muy cansada, tensa y con un terrible
dolor de cabeza. Quería paz y tranquilidad, pero su hija saltaba y cantaba, alegremente. No era consciente de
cómo se sentía su madre; estaba en su propio mundo, en su propio sueño. Se sentía de maravilla y saltaba y
cantaba cada vez más fuerte, expresando su alegría y su amor. Cantaba tan fuerte que el dolor de cabeza de
su madre aún empeoró más, hasta que, en un momento determinado, la madre perdió el control. Miró muy
enfadada a su preciosa hija y le dijo: «¡Cállate! Tienes una voz horrible. ¿Es que no puedes estar callada?».
Lo cierto es que, en ese momento, la tolerancia de la madre frente a cualquier ruido era inexistente; no
era que la voz de su hija fuera horrible. Pero la hija creyó lo que le dijo su madre y llegó a un acuerdo con ella
misma. Después de esto ya no cantó más, porque creía que su voz era horrible y que molestaría a cualquier
persona que la oyera. En la escuela se volvió tímida, y si le pedían que cantase, se negaba a hacerlo. Incluso
hablar con los demás se convirtió en algo difícil. Ese nuevo acuerdo hizo que todo cambiase para esa niña:
creyó que debía reprimir sus emociones para que la aceptasen y la amasen.
Siempre que escuchamos una opinión y la creemos, llegamos a un acuerdo que pasa a formar parte de
nuestro sistema de creencias. La niña creció, y aunque tenía una bonita voz, nunca volvió a cantar. Desarrolló
un gran complejo a causa de un hechizo; un hechizo lanzado por la persona que más la quería: su propia

madre, que no se dio cuenta de lo que había hecho con sus palabras. No se dio cuenta de que había utilizado
magia negra y había hechizado a su hija. Desconocía el poder de sus palabras, y por consiguiente no se la
puede culpar. Hizo lo que su propia madre, su padre y otras personas habían hecho con ella de muchas
maneras diferentes: utilizar mal sus palabras.
¿Cuántas veces hacemos lo mismo con nuestros propios hijos? Les lanzamos opiniones de este tipo y
ellos cargan con esa magia negra durante años y años. Las personas que nos quieren emplean magia negra
con nosotros, pero no saben lo que hacen. Por ello debemos perdonarlos, porque no saben lo que hacen.
Otro ejemplo: Te despiertas por la mañana sintiéndote muy contenta. Te sientes tan bien, que te pasas
dos horas delante del espejo arreglándote. Entonces, una de tus mejores amigas te dice: «¿Qué te ha
pasado? Estás horrorosa. Mira tu vestido; haces el ridículo». Ya está; con eso es suficiente para enviarte a lo
más profundo del Infierno. Quizás esa amiga te hizo este comentario sólo para herirte, y lo consiguió. Te dio
una opinión que llevaba tras ella todo el poder de sus palabras. Si aceptas esa opinión, se convierte en un
acuerdo, y entonces tú misma pones todo tu poder en esa opinión, que se convierte en magia negra.
Los hechizos de este tipo es difícil romperlos. La única manera de deshacer un hechizo es llegar a un
nuevo acuerdo que se base en la verdad. La verdad es el aspecto más importante del hecho de ser
impecable con tus palabras. La espada tiene dos filos: en uno están las mentiras que crean la magia negra, y
en el otro, está la verdad que tiene el poder de deshacer los hechizos. Sólo la verdad nos hará libres.

Considera las relaciones humanas diarias, e imagínate cuántas veces nos lanzamos hechizos los unos
a los otros con nuestras palabras. Con el tiempo, esto se ha convertido en la peor forma de magia negra: son
los chismes.
Los chismes son magia negra de la peor clase, porque son puro veneno. Aprendimos a contar chismes
por acuerdo. De niños, escuchábamos a los adultos que nos rodeaban chismorrear sin parar y expresar
abiertamente su opinión sobre otras personas. Incluso opinaban sobre gente a la que no conocían. Mediante
esas opiniones, transferían su veneno emocional, y nosotros aprendimos que esta era la manera normal de
comunicarse.
Contar chismes se ha convertido en la principal forma de comunicación en la sociedad humana. Es la
manera que utilizamos para sentirnos cerca de otras personas, porque ver que alguien se siente tan mal
como nosotros, nos hace sentir mejor.
Hay una vieja expresión que dice: «A la miseria le gusta estar acompañada», y la gente que sufre en el
Infierno no quiere estar sola. El miedo y el sufrimiento son un aspecto importante del sueño del planeta; son la
razón de que ese sueño nos continúe reprimiendo.
Si hacemos una analogía y comparamos la mente humana con un ordenador, el chismorreo es
comparable a un virus informático, que no es más que un programa escrito en el mismo lenguaje que los
demás, pero con una intención dañina. Se introduce en el ordenador cuando menos te lo esperas, y en la
mayoría de los casos, sin que siquiera te des cuenta. Una vez se ha introducido en él, tu ordenador no va
demasiado bien o no funciona en absoluto, porque todo se lía y hay tal cantidad de mensajes contradictorios
que resulta imposible obtener resultados satisfactorios.
El chismorreo entre los seres humanos funciona de la misma manera. Por ejemplo, empiezas un curso
con un nuevo profesor; es algo que esperabas desde hace mucho tiempo. El primer día te encuentras con
alguien que anteriormente asistió a ese curso y te dice: «¡Ese profesor es un pedante y un pelmazo! No tiene
ni idea, y además, es un pervertido, de modo que ve con cuidado».
Las palabras de esa persona y las emociones que te transmitió cuando te hizo este comentario se te
quedan inmediatamente grabadas; sin embargo, no eres consciente de qué motivos tenía para hacértelo.
Quizás estaba enfadada por haber suspendido, o simplemente hacía suposiciones fundamentadas en el
miedo y los prejuicios. Pero dado que has aprendido a ingerir información como un niño, parte de ti cree el
chisme. Y en la clase, mientras el profesor habla, sientes que el veneno aparece en tu interior y te resulta
imposible comprender que lo ves a través de los ojos de la persona que te fue con el chisme. Entonces,
empiezas a hablar de ello con los otros integrantes del curso, hasta que acaban por ver al profesor del mismo
modo: como un pelmazo y un pervertido. Realmente no soportas estar ahí, y pronto decides dejar de ir.
Culpas al profesor, pero el culpable es el chisme.
Un pequeño virus informático es capaz de generar un lío de este tipo. Una mínima información errónea
puede estropear la comunicación entre las personas e infectar a todos aquellos que toca, que a su vez
contagian a más gente. Imagínate que cuando otras personas te cuentan chismes, introducen virus
informáticos en tu mente que hacen que pienses cada vez con menor claridad. Después imagina que, en un
esfuerzo por aclarar tu propia confusión y para aliviarte del veneno, tú también chismorreas y contagias estos
virus a otras personas.

Ahora, imagínate que esta pauta prosigue en una cadena interminable entre todos los seres humanos
de la Tierra. El resultado es un mundo lleno de personas que sólo pueden obtener información a través de
circuitos que están obstruidos por un virus venenoso y contagioso. Una vez más, este virus es lo que los
toltecas denominaron mitote, el caos de miles de voces distintas que intentan hablar al mismo tiempo en la
mente.
Aún peores son los magos negros o «piratas informáticos», que extienden el virus intencionadamente.
Recuerda alguna ocasión en la que tú mismo (o alguien que conozcas) estabas furioso con otra persona y
deseabas vengarte de ella. Para hacerlo, le dijiste algo con la intención de esparcir el veneno y conseguir que
se sintiera mal consigo misma. De niños actuamos de este modo casi sin darnos cuenta, pero a medida que
vamos creciendo, nuestros esfuerzos por desprestigiar a la gente son mucho más calculados. Entonces, nos
mentimos a nosotros mismos y nos decimos que la persona en cuestión recibió un justo castigo por su
maldad.
Cuando contemplamos el mundo a través de un virus informático, resulta fácil justificar incluso el
comportamiento más cruel. No somos conscientes de que el mal uso de nuestras palabras nos hace caer más
profundamente en el Infierno.

Durante años, las palabras de los demás nos han transmitido chismes y nos han lanzado hechizos, pero
lo mismo ha hecho la manera en que utilizamos las palabras con nosotros mismos. Nos hablamos
constantemente, y la mayor parte del tiempo decimos cosas como: «estoy gordo», «soy feo», «me hago
viejo», «me estoy quedando calvo», «soy estúpido», «nunca entiendo nada», «nunca seré lo suficientemente
bueno», «nunca seré perfecto». ¿Ves de qué modo utilizamos las palabras contra nosotros mismos? Es
necesario que empecemos a comprender lo que son las palabras y lo que hacen. Si entiendes el Primer
Acuerdo (Sé impecable con tus palabras), verás cuántos cambios ocurren en tu vida. En primer lugar,
cambios en tu manera de tratarte y en tu forma de tratar a otras personas, especialmente aquellas a las que
más quieres.
Piensa en las innumerables veces que has explicado chismes sobre el ser que más amas para
conseguir que otras personas apoyasen tu punto de vista. ¿Cuántas veces has captado la atención de otras
personas y has esparcido veneno sobre un ser amado para hacer que tu opinión pareciese correcta? Tu
opinión no es más que tu punto de vista, y no tiene por qué ser necesariamente verdad. Tu opinión proviene
de tus creencias, de tu ego y de tu propio sueño. Creamos todo ese veneno y lo esparcimos entre otras
personas sólo para sentir que nuestro punto de vista es correcto.
Si adoptamos el Primer Acuerdo y somos impecables con nuestras palabras, cualquier veneno
emocional acabará por desaparecer de nuestra mente y dejaremos de transmitirlo en nuestras relaciones
personales, incluso con nuestro perro o nuestro gato.
La impecabilidad de tus palabras también te proporcionará inmunidad frente a cualquier persona que te
lance un hechizo. Solamente recibirás una idea negativa si tu mente es un campo fértil para ella.
Cuando eres impecable con tus palabras, tu mente deja de ser un campo fértil para las palabras que
surgen de la magia negra, pero sí lo es para las que surgen del amor. Puedes medir la impecabilidad de tus
palabras a partir de tu nivel de autoestima. La cantidad de amor que sientes por ti es directamente
proporcional a la calidad e integridad de tus palabras. Cuando eres impecable con tus palabras, te sientes
bien, eres feliz y estás en paz.
Puedes trascender el sueño del Infierno sólo con llegar al acuerdo de ser impecable con tus palabras.
Ahora mismo estoy plantando una semilla en tu mente. Que crezca o no, dependerá de lo fértil que sea tu
mente para recibir las semillas del amor. Tú decides si llegas o no a establecer este acuerdo contigo mismo:
Soy impecable con mis palabras. Nutre esta semilla, y a medida que crezca en tu mente, generará más
semillas de amor que reemplazarán a las del miedo.

El Primer Acuerdo cambiará el tipo de semillas para las que tu mente resulta fértil.
Se impecable con tus palabras. Este es el primer acuerdo al que debes llegar si quieres ser libre, ser
feliz y trascender el nivel de existencia del Infierno. Es muy poderoso. Utiliza tus palabras apropiadamente.
Empléalas para compartir tu amor. Usa la magia blanca empezando por ti. Dite a ti mismo que eres una
persona maravillosa, fantástica. Dite cuánto te amas. Utiliza las palabras para romper todos esos pequeños
acuerdos que te hacen sufrir.
Es posible. Lo es porque yo mismo lo hice y no soy mejor que tú. Somos exactamente iguales.
Tenemos el mismo tipo de cerebro, el mismo tipo de cuerpo; somos seres humanos. Si yo fui capaz de
romper esos acuerdos y crear otros nuevos, también tú puedes hacerlo. Si yo soy impecable con mis
palabras, ¿por qué no tú? Este acuerdo, por sí solo, es capaz de cambiar toda tu vida. La impecabilidad de
tus palabras te llevará a la libertad personal, al éxito y a la abundancia; hará que el miedo desaparezca y lo
transformará en amor y alegría.
Imagínate lo que es posible crear sólo con la impecabilidad de las palabras. Trascenderás el sueño del
miedo y llevarás una vida diferente. Podrás vivir en el Cielo en medio de miles de personas que viven en el
Infierno, porque serás inmune a él. Alcanzarás el reino de los Cielos con este acuerdo: Sé impecable con tus
palabras.



El Segundo Acuerdo: No te tomes nada personalmente


"Suceda lo que suceda a tu alrededor, no te lo tomes personalmente", dice el Dr. Ruiz apenas unas líneas tras haber comenzado a explicarnos este acuerdo. Parece simple, ¿no? Bien llevemos esto a un extremo complicado.

El lunes por la mañana vas a presentar, por fin, el informe para el que llevas trabajando todo el mes. Además de lo que tu jefe opine de ese informe depende que consigas el puesto que llevas tiempo deseando. Has puesto todo tu esfuerzo en el informe, has cuidado todos los detalles, estás completamente convencido/a de que le va a encantar. Además las conclusiones obtenidas mediante el informe ahorrarán dinero a la empresa y mejorarán el rendimiento de los compañeros. Está claro que vas a triunfar.

Llamas a la puerta de tu jefe y ya desde fuera escuchas que discute con su mujer. Cuelga el teléfono y te hace pasar. Le dejas el informe y te pide que vuelvas a la tarde para poder discutirlo juntos. Cuando regresas a la tarde te espeta "Esperaba mucho más de usted"...

Recuerda..."NO te tomes nada PERSONALMENTE"...pero, ¿cómo no reaccionar ante esto personalmente? Si te ha dicho claramente que esperaba mucho más de TÍ. Bien lo primero que debes hacer es tener en cuenta que todo lo que decimos lo decimos desde un punto de vista propio, mirándonos nuestro ombligo y desde nuestro ego. Y no es porque seamos personas terribles, sino porque nos han educado así desde pequeños. Nos han hecho creer que somos responsables de todo.


Si te tomas personalmente lo que otros dicen sobre tí estarás aceptando como cierta la realidad de los otros. SI tu jefe te dice que esperaba más de ti y tu te lo tomas personalmente pensaras que no vales suficiente, que no mereces el puesto al que optaste y crearás un círculo vicioso en el que el dolor irá aumentando y tu autoestima mermando.

Si te dicen que estás gordo/a o flaco/a; que eres feo/ o guapo/a, que alguna prenda te sienta bien o mal, que vales para esto o aquello, te lo están diciendo desde sus propias creencias, valores y realidad. Para mi algo puede ser bonito y para tu vecina feo, así que dependerá de quien te lo diga te dirá una opinión u otra...¿en cual de las dos vas a confiar para tomartelo personalmente y aceptarlo como verdad? Difícil, ¿no?

Si te tomas lo que los demás dicen personalmente, tu propia mente comenzará a hablar como ellos y comenzarás a crear una realidad que no es la tuya y que no logrará hacerte feliz.

Así que no te tomes nada personalmente, ni lo bueno ni lo malo, tu ya sabes lo especial que eres y que puedes lograr todo lo que te propongas, así que no esperes a que otros te lo confirmen o te lo nieguen para ponerte en marcha.


No hagas suposiciones : 3er. Acuerdo Tolteca


El Tercer Acuerdo consiste en no hacer suposiciones.

   Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan –nos lo tomamos personalmente-, y después, los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras. Este es el motivo por el cual siempre que hacemos suposiciones, nos buscamos problemas. Hacemos una suposición, comprendemos las cosas mal, nos lo tomamos personalmente y acabamos haciendo un gran drama de nada.

Toda la tristeza y los dramas que has experimentado tenían sus raíces en las suposiciones que hiciste y en las cosas que te tomaste personalmente. Concédete un momento para considerar la verdad de esta afirmación. Toda la cuestión del dominio entre los seres humanos gira alrededor de las suposiciones y de tomarse las cosas personalmente. Todo nuestro sueño del infierno se basa en ello.

Producimos mucho veneno emocional haciendo suposiciones y tomándonoslas  personalmente, porque, por lo general, empezamos a chismorrear a partir de nuestras suposiciones. Recuerda que chismorrear es nuestra forma de comunicarnos y enviarnos los unos a los otros en el sueño del infierno. Como tenemos miedo de pedir una aclaración, hacemos suposiciones y creemos que son ciertas; después, las defendemos e intentamos que sea otro el que no tenga razón. Siempre es mejor preguntar que hacer una suposición, porque las suposiciones crean sufrimiento.

El gran mitote de la mente humana crea un enorme caos que nos lleva a interpretar y entender mal todas las cosas. Solo vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. No percibimos las cosas tal como son. Tenemos la costumbre de soñar sin basarnos en la realidad. Literalmente, inventamos las cosas en nuestra imaginación. Como no entendemos algo, hacemos una suposición sobre su significado, y cuando la verdad aparece, la burbuja de nuestro sueño estalla y descubrimos que no era absoluto lo que nosotros creíamos.

Un ejemplo: Andas por el paseo y ves a una persona que te gusta. Se vuelve hacia ti, te sonríe y después se aleja. Solo con esta experiencia puedes hacer muchas suposiciones. Con ellas es posible crear toda una fantasía. Y tu verdaderamente quieres creerte la fantasía y convertirla en realidad. Empiezas a crear un sueño completo a partir de tus suposiciones, y puede que te lo creas: >. A partir de esto, en tu mente empieza una relación entera. Quizás, en tu mundo de fantasía, hasta llegues a casarte con esa persona. Pero la fantasía esta en tu mente, en tu sueño personal.  .

Hacer suposiciones en nuestras relaciones significa buscarse problemas. A menudo, suponemos que nuestra pareja sabe lo que pensamos y que no es necesario que le digamos lo que queremos. Suponemos que hará lo que queremos porque nos conoce muy bien. Si no hace lo que creemos que debería hacer, nos sentimos realmente heridos y decimos: >.

Otro ejemplo: decides casarte y supones que tu pareja ve el matrimonio de la misma manera que tu. Después, al vivir juntos, descubres que no es así. Esto crea muchos conflictos; sin embargo, no intentas clarificar tus sentimientos sobre el matrimonio. El marido regresa a casa del trabajo. La mujer esta furiosa y el marido no sabe por que. Quizá sea porque la mujer hizo una suposición. No le dice a su marido lo que quiere porque supone que él la conoce tan bien que ya lo sabe, como si pudiese leer su mente. Se disgusta porque el no satisface sus expectativas. Hacer suposiciones en las relaciones conduce a muchas disputas, dificultades y malentendidos con las personas que supuestamente amamos.

En cualquier tipo de relación, podemos suponer que los demás saben lo que pensamos    y que no es necesario que digamos lo que queremos. Harán lo que queremos porque nos conocen muy bien. Si no lo hacen, si no hacen lo que creemos que deberían hacer, nos sentimos heridos y pensamos: >: suponemos que la otra persona sabe lo que queremos. Creamos un drama completo porque hacemos esta suposición y después añadimos otras mas encima de ella.

El funcionamiento de la mente humana es muy interesante. Necesitamos justificarlo, explicarlo y comprenderlo todo para sentirnos seguros. Tenemos millones de preguntas que precisan respuesta porque hay muchas cosas que la mente racional es incapaz de explicar. No importa si la respuesta es correcta o no; por si sola, bastara para que nos sintamos seguros. Esta es la razón por la cual hacemos suposiciones.

Si los demás nos dicen algo, hacemos suposiciones, y si no nos dicen nada, también las hacemos para satisfacer nuestra necesidad de saber y reemplazar la necesidad de comunicarnos. Incluso si oímos algo y no lo entendemos, hacemos suposiciones sobre lo que significa, y después, creemos en ellas. Hacemos todo tipo de suposiciones porque no tenemos el valor de preguntar.

La mayoría de las veces, hacemos nuestras suposiciones con gran rapidez y de una manera inconsciente, porque hemos establecido acuerdos para comunicarnos de esta forma. Hemos acordado que hacer preguntas es peligroso, y que la gente que nos ama debería saber que queremos o como nos sentimos. Cuando creemos algo, suponemos que tenemos razón hasta el punto de llegar a destruir nuestras relaciones para defender nuestra posición.

Suponemos que todo el mundo ve la vida del mismo modo que nosotros. Suponemos que los demás piensan, sienten, juzgan y maltratan como nosotros lo hacemos. Esta es la mayor suposición que podemos hacer, y es la razón por la cual nos da miedo ser nosotros mismos ante los demás, porque creemos que nos juzgaran, nos convertirán en sus victimas, nos maltrataran y nos culparan como nosotros mismos hacemos. De modo que, incluso antes de que los demás tengan la oportunidad de rechazarnos, nosotros ya nos hemos rechazado a nosotros mismos. Así es como funciona la mente humana.

También hacemos suposiciones sobre nosotros mismos, y esto crea muchos conflictos internos. Por ejemplo, supones que eres capaz de hacer algo, y después descubres que no lo eres. Te sobrestimas o te subestimas a ti mismo porque no te has tomado el tiempo necesario para hacerte preguntas y contestártelas. Tal vez necesites mas datos sobre una situación en particular. O quizá necesites dejar de mentirte a ti mismo sobre lo que verdaderamente quieres.

A menudo, cuando inicias una relación con alguien que te gusta, tienes que justificar porque te gusta. Solo ves lo que quieres ver y niegas que algunos aspectos de esa persona te disgustan. Te mientes a ti mismo con el único fin de sentir que tienes razón. Después haces suposiciones, y una de ellas es: >. Pero no es verdad. Tu amor no cambiara a nadie. Si las personas cambian es porque quieren cambiar, no porque tu puedas cambiarlas. Entonces, ocurre algo entre vosotros dos y te sientes dolido. De pronto, ves lo que no quisiste ver antes, solo que ahora esta amplificado por tu veneno emocional. Ahora tienes que justificar tu dolor emocional y echar la culpa de tus decisiones a los demás. No es necesario que justifiquemos el amor; esta presente o no lo esta. El amor verdadero es aceptar a los demás tal y como son, sin tratar de cambiarlos. Si intentamos cambiarlos significa que, en realidad, no nos gustan. Por supuesta, si decides vivir con alguien, si llegas a ese acuerdo, siempre será mejor que esa persona sea exactamente como tu quieres que sea. Encuentra a alguien que no tengas que cambiar en absoluto. Resulta mucho más fácil hallar a alguien que ya sea como tu quieres que sea, que intentar cambiar a una persona. Además, ese alguien debe quererte tal y como eres para no tener que hacerte cambiar en absoluto. Si otras personas piensan que tienes que cambiar, eso significa que, en realidad, no te aman tal como eres. ¿Y para que estar con alguien si tu no eres tal como quiere que seas?

Debemos saber quienes somos, de modo que no tenemos que presentar una falsa imagen. Si me amas tal como soy, muy bien, tómame. Si no me amas tal como soy, muy bien, adiós. Búscate a otro. Quizá suene duro, pero este tipo de comunicación significa que los acuerdos personales que establecemos con los demás son claros e impecables.

Imagínate tan solo el día en que dejes de suponer cosas de tu pareja, y a la larga, de cualquier otra persona de tu vida. Tu manera de comunicarte cambiara completamente y tus relaciones ya no sufrirán mas a causa de conflictos creados por suposiciones equivocadas.

La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras. Si no comprendes alguna, ten el valor de preguntar hasta clarificarlo todo lo posible, e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular. Una vez escuches la respuesta, no tendrás que hacer suposiciones porque sabrás la verdad. Asimismo, encuentra tu voz para preguntar lo que quieres. Todo el mundo tiene derecho a contestarte > o >, pero tu siempre tendrás derecho a preguntar. Del mismo modo, todo el mundo tiene derecho a preguntarte y tu tienes derecho a contestar >o >.

Si no entiendes algo, en lugar de hacer una suposición, es mejor que preguntes y que seas claro. El día que dejes de hacer suposiciones, te comunicaras con habilidad y claridad, libre de veneno emocional. Cuando ya no hagas suposiciones, tus palabras se volverán impecables.

Con una comunicación clara, todas tus relaciones cambiaran, no solo la que tienes con tu pareja, sino también todas las demás. No será  necesario que hagas suposiciones porque todo se volverá muy claro. Esto es lo que yo quiero, y esto es lo que tu quieres. Si nos comunicamos de esta manera, nuestras palabras se volverán impecables. Si todos los seres humanos fuésemos capaces de comunicarnos de esta manera, con la impecabilidad de nuestras palabras, no habría guerras, ni violencia ni disputas. Solo con que fuésemos capaces de tener una comunicación buena y clara, todos nuestros problemas se resolverían.

Este es, pues, el Tercer Acuerdo: no hagas suposiciones. Decirlo es fácil, pero comprendo que hacerlo es difícil. Lo es porque, muy a menudo, hacemos exactamente lo contrario. Tenemos todos esos hábitos y rutinas de lo que ni tan siquiera somos conscientes. Tomar conciencia de estos hábitos y comprender la importancia de este acuerdo es el primer paso, pero no es suficiente. La idea o la información es solo una semilla en la mente. Lo que realmente hará que las cosas cambien es la acción. Actuar una y otra vez fortalece tu voluntad, nutre la semilla y establece una base sólida para que el nuevo hábito se desarrolle. Tras muchas repeticiones, estos nuevos acuerdos se convertirán en parte de ti mismo y veras como la magia de tus palabras hará que dejes de ser una mago negro para convertirte en una mago blanco.

Un mago blanco utiliza las palabras para crear, dar, compartir y amar. Si haces un habito de este acuerdo, transformaras toda tu vida.

Cuando transformas todo tu sueño, la magia aparece en tu espíritu. Lo que necesitas te llega con gran facilidad porque el espíritu se mueve libremente en ti. Esta es la maestría del intento, del espíritu, del amor, de la gratitud, y de la vida. Este es el objetivo del tolteca. Este es el camino hacia la libertad personal..

MIGUEL RUÍZ


El Cuarto Acuerdo de la Sabiduría Tolteca - Miguel Ruiz El Cuarto Acuerdo - "Haz siempre lo máximo que puedas"


Sólo hay un acuerdo más, pero es el que permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados. El Cuarto Acuerdo se refiere a la realización de los tres primeros: Haz siempre lo máximo que puedas.

Bajo cualquier circunstancia, haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos. Pero piensa que eso va a variar de un momento a otro. Todas las cosas están vivas y cambian continuamente, de modo que, en ocasiones, lo máximo que podrás hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno. Cuando te despiertas renovado y lleno de vigor por la mañana, tu rendimiento es mejor que por la noche cuando estás agotado. Lo máximo que puedas hacer será distinto cuándo estés sano que cuando estés enfermo, o cuando estés sobrio que cuando hayas bebido. Tu rendimiento dependerá de que te sientas de maravilla y feliz o disgustado, enfadado o celoso.

En tus estados de ánimo diarios, lo máximo que podrás hacer cambiará de un momento a otro, de una hora a otra, de un día a otro. También cambiará con el tiempo. A medida que vayas adquiriendo el hábito de los cuatro nuevos acuerdos, tu rendimiento será mejor de lo que solía ser.

Independientemente del resultado, sigue haciendo siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos. Si intentas esforzarte demasiado para hacer más de lo que puedes, gastarás más energía de la necesaria y, al final, tu rendimiento no será suficiente. Cuando te excedes, agotas tu cuerpo y vas contra ti, y por consiguiente te resulta más difícil alcanzar tus objetivos. Por otro lado, si haces menos de lo que puedes hacer, te sometes a ti mismo a frustraciones, juicios, culpas y reproches.

Limítate a hacer lo máximo que puedas, en cualquier circunstancia de tu vida. No importa si estás enfermo o cansado, si siempre haces lo máximo que puedas, no te juzgarás a ti mismo en modo alguno. Y si no te juzgas, no te harás reproches, ni te culparás ni te castigarás en absoluto. Si haces siempre lo máximo que puedas, romperás el fuerte hechizo al que estás sometido.

Había una vez un hombre que quería trascender su sufrimiento, de modo que se fue a un templo budista para encontrar a un maestro que le ayudase. Se acercó a él y le dijo:

"Maestro, si medito cuatro horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?". El maestro le miró y le respondió: "Sí meditas cuatro horas al día, tal vez lo consigas dentro de diez años".

El hombre, pensando que podía hacer más, le dijo: "Maestro, y si medito ocho horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?".

El maestro le miró y le respondió: "Si meditas ocho horas al día, tal vez lo lograrás dentro de veinte años".

"Pero ¿por qué tardaré más tiempo si medito más?", preguntó el hombre.

El maestro contestó: "No estás aquí para sacrificar tu alegría ni tu vida. Estás aquí para vivir, para ser feliz y para amar. Si puedes alcanzar tu máximo nivel en dos horas de meditación, pero utilizas ocho, sólo conseguirás agotarte, apartarte del verdadero sentido de la meditación y no disfrutar de tu vida. Haz lo máximo que puedas y tal vez aprenderás que independientemente del tiempo que medites, puedes vivir, amar y ser feliz".

Si haces lo máximo que puedas, vivirás con gran intensidad. Serás productivo y serás bueno contigo mismo porque te entregarás a tu familia, a tu comunidad, a todo. Pero la acción es lo que te hará sentir inmensamente feliz. Siempre que haces lo máximo que puedes, actúas. Hacer lo máximo que puedas significa actuar porque amas hacerlo, no porque esperas una recompensa. La mayor parte de las personas hacen exactamente lo contrario: sólo emprenden la acción cuándo esperan una recompensa y no disfrutan de ella. Y ese es el motivo por el que no hacen lo máximo que pueden.

Por ejemplo, la mayoría de las personas van a trabajar y piensan únicamente en el día de pago y en el dinero que obtendrán por su trabajo. Están impacientes esperando a que llegue el viernes o el sábado, el día en el que reciben su salario y pueden tomarse unas horas libres. Trabajan por su recompensa y el resultado es que se resisten al trabajo. Intentan evitar la acción; ésta entonces se vuelve cada vez más difícil y esas personas no hacen lo máximo que pueden. Trabajan muy duramente durante toda la semana, soportan el trabajo, soportan la acción, no porque les guste, sino porque sienten que es lo que deben hacer. Tienen que trabajar porque han de pagar el alquiler y mantener a su familia. Son personas frustradas y cuando reciben su paga, no se sienten felices.

Tienen dos días para descansar, para hacer lo que les apetezca y ¿qué es lo que hacen? Intentan escaparse. Se emborrachan porque no se gustan a sí mismos. No les gusta su vida. Cuando no nos gusta como somos, nos herimos de muy diversas maneras. Sin embargo, si emprendes la acción por el puro placer de hacerlo, sin esperar una recompensa, descubrirás que disfrutas de cada cosa que llevas a cabo. Las recompensas llegarán, pero tú no estarás apegado a ellas. Si no esperas una recompensa, es posible que incluso llegues a conseguir más de lo que hubieses imaginado. Si nos gusta lo que hacemos y si siempre hacemos lo máximo que podemos, entonces disfrutamos realmente de nuestra vida. Nos divertimos, no nos aburrimos y no nos sentimos frustrados.

Cuando haces lo máximo que puedes, no le das al Juez la oportunidad de que dicte sentencia y te considere culpable. Si has hecho lo máximo que podías y el Juez intenta juzgarte basándose en tu Libro de la Ley, tú tienes la respuesta: "Hice lo máximo que podía". No hay reproches. Ésta es la razón por la cual siempre hacemos lo máximo que podemos. No es un acuerdo que sea fácil de mantener, pero te hará realmente libre. Cuando haces lo máximo que puedes, aprendes a aceptarte a ti mismo, pero tienes que ser consciente y aprender de tus errores. Eso significa practicar, comprobar los resultados con honestidad y continuar practicando. Así se expande la conciencia.

Cuando haces lo máximo que puedes no parece que trabajes, porque disfrutas de todo lo que haces. Sabes que haces lo máximo que puedes cuando disfrutas de la acción o la llevas a cabo de una manera que no te repercute negativamente. Haces lo máximo que puedes porque quieres hacerlo, no porque tengas que hacerlo, ni por complacer al juez o a los demás. Si emprendes la acción porque te sientes obligado, entonces, de ninguna manera harás lo máximo que puedas. En ese caso, es mejor no hacerlo. Cuando haces lo máximo que puedes, siempre te sientes muy feliz; por eso lo haces. Cuando haces lo máximo que puedes por el mero placer de hacerlo, emprendes la acción porque disfrutas de ella.

La acción consiste en vivir con plenitud. La inacción es nuestra forma de negar la vida, y consiste en sentarse delante del televisor cada día durante años porque te da miedo estar vivo y arriesgarte a expresar lo que eres. Expresar lo que eres es emprender la acción. Puede que tengas grandes ideas en la cabeza, pero lo que importa es la acción. Una idea, si no se lleva a cabo, no producirá ninguna manifestación, ni resultados ni recompensas.

Hacer lo máximo que puedas es un gran hábito que te conviene adquirir. Yo hago lo máximo que puedo en todo lo que emprendo y siento. Hacerlo se ha convertido en un ritual que forma parte de mi vida, porque estás vivo. No disfrutar de lo que sucede ahora mismo es vivir en el pasado, es vivir sólo a medias. Esto conduce a la autocompasión, el sufrimiento y las lágrimas.

Naciste con el derecho de ser feliz. Naciste con el derecho de amar, de disfrutar y de compartir tu amor. Estás vivo, así que toma tu vida y disfrútala. No te resistas a que la vida pase por ti, porque es Dios que pasa a través de ti. Tu existencia prueba, por sí sola, la existencia de Dios. Tu existencia prueba la existencia de la vida y la energía.

No necesitamos saber ni probar nada. Ser, arriesgarnos a vivir y disfrutar de nuestra vida, es lo único que importa. Di que no cuando quieras decir que no, y di que sí cuando quieras decir que sí. Tienes derecho a ser tú mismo. Y sólo puedes serlo cuando haces lo máximo que puedes. Cuando no lo haces, te niegas el derecho a ser tú mismo. Ésta es una semilla que deberías nutrir en tu mente. No necesitas muchos conocimientos ni grandes conceptos filosóficos. No necesitas que los demás te acepten. Expresas tu propia divinidad mediante tu vida y el amor por ti mismo y por los demás.

Los tres primeros acuerdos sólo funcionarán si haces lo máximo que puedas. No esperes ser siempre impecable con tus palabras. Tus hábitos rutinarios son demasiado fuertes y están firmemente arraigados en tu mente. Pero puedes hacer lo máximo posible. No esperes no volver nunca más a tomarte las cosas personalmente; sólo haz lo máximo que puedas. No esperes no hacer nunca más ninguna suposición, pero sí puedes hacer lo máximo posible.

Si haces lo máximo que puedas, hábitos como emplear mal tus palabras, tomarte las cosas personalmente y hacer suposiciones se debilitarán y con el tiempo, serán menos frecuentes. No es necesario que te juzgues a ti mismo, que te sientas culpable o que te castigues por no ser capaz de mantener estos acuerdos. Cuando haces lo máximo que puedes, te sientes bien contigo mismo aunque todavía hagas suposiciones, aunque todavía te tomes las cosas personalmente y aunque todavía no seas impecable con tus palabras.

Si siempre haces lo máximo que puedas, una y otra vez, te convertirás en un maestro de la transformación. La práctica forma al maestro. Todo lo que sabes lo has aprendido mediante la repetición.

Si haces lo máximo que puedas en la búsqueda de tu libertad personal y de tu autoestima, descubrirás que encontrar lo que buscas es sólo cuestión de tiempo. No se trata de soñar despierto ni de sentarse varias horas a soñar mientras meditas. Debes ponerte en pie y actuar como un ser humano. Debes honrar al hombre o la mujer que eres. Debes respetar tu cuerpo, disfrutarlo, amarlo, alimentarlo, limpiarlo y sanarlo. Ejercítalo y haz todo lo que le haga sentirse bien. Tu propio cuerpo es una manifestación de Dios, y si honras a tu cuerpo, todo cambiará para ti. Cuando des amor a todas las partes de tu cuerpo, plantarás semillas de amor en tu mente, y cuando crezcan, amarás, honrarás y respetarás tu cuerpo inmensamente.

Cuando honres estos cuatro acuerdos juntos, ya no vivirás más en el infierno. Definitivamente, no. Si eres impecable con tus palabras, no te tomas nada personalmente, no haces suposiciones y siempre haces lo máximo que puedas, tu vida será maravillosa y la controlarás totalmente.

Los Cuatro Acuerdos son un resumen de la maestría de la transformación, una de las maestrías de los Toltecas. Transformas el infierno en cielo. Sólo tienes que adoptarlos y respetar su significado y su poder.


LOS TONOS MAYAS



Cada Kin, por el tono, vibra, según el nombre del tono, la codificación o el lugar en la Onda Encantada.
* Los Magnéticos, tienen que trabajar su campo entorno, atraen. Identifican el propósito de los 12 tonos siguientes.Tobillo Derecho.
* Los Lunares, identifican los obstáculos, las polaridades, ojo con irse de un extremo a otro.Rodilla Derecha................................................
* Los Eléctricos, enseñan la forma de atravesar los obstáculos, el servicio.Cadera Derecha. ....................................
* Los Auto existentes, definen la forma y toma de decisiones.Muñeca Derecha...................................................
* Los Entonados, deben Tomar el Mando sin autoritarismos. Codo derecho. ..............................................................
* Los Rítmicos, alcanzar el equilibrio desapegándose. Hombro derecho ...............................................................
* Los Resonantes, deben sincronizarse y comunicarse. Laringe .........................................................................
* Los Galácticos, modelan la forma y definen la integridad como Kin. Hombro Izquierdo. ................................................
* Los solares, pulsan la intención, parar la cabeza y fluir con la voluntad. Codo Izquierdo. .............................................
* Los Planetarios, producen y extienden la producción a través del amor incondicional. Muñeca Izquierda. ........................
* Los Espectrales, liberan divulgando, transportan y sueltan. Cadera Izquierda. ...........................................................
* Los Cristales, Cooperan, influyen y ayudan. Rodilla Izquierda. ..........................................................................
* Los Cósmicos, han de dejar memoria del Recorrido realizado, y a la vez son el Retorno a un nuevo propósito. Trascienden. Tobillo Izquierdo.
Como se dan cuenta la secuencia de los tonos va en forma de una espiral similar a la espiral del centro de la galaxia!!! In lak ech

" La Danza Eterna "

  • Cuando las almas gemelas se reconocen, no es por la mirada ni por la piel sino por sus energías, sus esencias, esas que salen del corazón, que traspasan la piel y se manifiestan a través del alma. 
  • Recuerdan en cada palabra el compromiso de separarse ilusoriamente, porqué siempre han estado juntos, conectados, unidos a sus energías, a sus esencias. 
  • Han recorrido millones de años juntos el mismo viaje pero no lo recuerdan sino hasta cuando en un encuentro mágico y divino ambas energías se juntan y juntos construyen el recuerdo.. 
  • La añoranza de estar juntos nuevamente, de volver a ser parte completamente uno del otro....Son un complemento, una fusión Divina, nacieron de una misma chispa de Amor ...
  • Fueron separados ilusoriamente para aprender, evolucionar, crecer...
  • Pero se les dijo que por sus almas se reconocerían por sus risas, sus alegrías, sus emociones, sus sentimientos, por la magia de sus palabras...
  • Que el Amor nacería mágicamente, que lo sentirían en una palabra, en un gesto, un abrazo..Que no existirían las distancias, los limites, las fronteras, nada... Porque siempre sentirán que han estado unidos, porque el tiempo y las distancias puede separar dos cuerpos físicos, pero jamas podrá separar dos almas...Se dijo: "Uno lo recordara primero, el otro no lo recordara"

Pero se sienten, se perciben, se conectan, se buscan, se completan....Pero para poder fusionarse en una sola y maravillosa Energía Divina, ambas almas deben de estar completamente preparadas , haber aprendido de esta escuela, haber evolucionado, liberado sus karmas, sus temores, sus errores....Porque ahí sera el momento en que el maravilloso Padre los vuelva a unir nuevamente para llegar a ser eternamente UNA SOLA llama Divina de Amor fusionada completamente por la energia creadora del maravilloso Padre Divino ..Y juntos emprender la gran aventura de disfrutar "De la danza Eterna" ..Donde sus almas, sus esencias en perfecta armonía y Divino Amor se funden completamente para emprender el maravilloso viaje hacia el Universo.....

La influencia de la Luna y sus ritmos



La influencia de la luna es observada desde la antigüedad. En la naturaleza, la luna mueve las grandes masas oceánicas de la Tierra, las mareas y el agua en general. Más de 85% del cuerpo humano está compuesto de agua, la Luna influye en el cuerpo y en las emociones. 

La Luna para la mitología es la Diosa Madre, la Reina del Cielo. Expresa el aspecto femenino, contenedor, nutriente, cálido de la persona, el vínculo con lo femenino y la maternidad. 

En las mujeres rige el útero, el ciclo de menstruación, de gestación y las mamas con que se alimentan los hijos.

La luna alimenta la imaginación, los sueños. En el plano anímico: los humores, el instinto y la hipersensibilidad.

La luna simboliza el aspecto más inconsciente del ser humano, está ligada a la memoria que guarda el inconsciente, las emociones, sentimientos, hábitos y creencias incorporadas en la niñez y que subyacen en la personalidad.

  • Las fases de la luna:

Los cambios de las posiciones relativas de la Tierra, la Luna y el Sol producen las fases lunares. El porcentaje de la superficie lunar iluminada por el Sol que podemos ver desde la Tierra cambia, este ciclo se repite periódicamente cada 29,5 días.

  • Luna nueva: Cuando la Luna está en conjunción, su lado oscuro mira directamente hacia la Tierra, por lo cual debería resultar invisible. A pesar de esto, es posible observar el disco lunar a causa de la luz solar que la Tierra refleja sobre él.

Es la fase propicia para gestar, sembrar la idea en el interior, la esperanza, el deseo o la iniciativa concreta. Es el momento ideal para la meditación y la introspección.
Es el mejor tiempo para iniciar nuevos proyectos, para comenzar cualquier tipo de cura depurativa; es la indicada en la agricultura para arar, podar, efectuar injertos, eliminar las hierbas parásitas o aplicar un tratamiento a una planta enferma. 
  • Cuarto creciente: Los días que siguen a la Luna nueva, se suceden fases crecientes en las que el porcentaje iluminado de la cara visible de la Luna aumenta progresivamente, hasta llegar a verse iluminado la mitad del hemisferio lunar.

A medida que la luna va creciendo en luz, el organismo está más predispuesto a crecer y expandirse. Es el período de la acción.
En esta fase aquello que se ha sembrado está en desarrollo, toma impulso, se multiplica.
  • Luna llena: Las fases crecientes continúan aumentando hasta que la Tierra se encuentra entre la Luna y el Sol, lo que permite que desde la Tierra pueda verse iluminado la totalidad del hemisferio lunar 

Es la fase de culminación y expresión. Los procesos se hallan en su máxima expresión
La luna, llena de luz, inquieta los ánimos, desata las emociones y el organismo tiende a alterarse con más facilidad.
  • Cuarto menguante: Son los días que siguen a la Luna llena, las fases menguantes en las que el porcentaje iluminado de la cara visible de la Luna disminuye progresivamente, hasta llegar a verse iluminado la mitad del hemisferio lunar.

Las fuerzas y las energías se vuelcan hacia el interior, un tiempo de disminución, es la oportunidad para la reflexión y la introspección,.
En esta fase la luna decrece en luz, influye en el cuerpo con la tendencia a desprenderse de todo lo que sobre: se facilita la eliminación de líquidos, grasas y toxinas, es buen periodo para comenzar una dieta de adelgazamiento o una cura de desintoxicación.

Y… vuelve a iniciarse el ciclo, las fases menguantes continúan aumentando hasta que una semana más tarde la Luna se encuentra nuevamente entre la Tierra y el Sol y entra una vez más en la fase de Luna nueva.




Camino iniciático femenino de la Nación Lakota



EXTRACTO DE CLARA CASTELLOTI DEL LIBRO “MADRE TIERRA, HERMANA LUNA”. TIKAL EDITORIAL


Un mito sioux, el de la Mujer Bisonte Blanco describe las siete etapas que sigue la mujer en su camino hacia la autorrealización. El origen del mito lakota es conocido como "El camino de la belleza" y es un ritual sagrado que dura toda la vida.
  • 1. El camino de la hija. Este período comprende desde el nacimiento hasta la aparición de la primera regla. Todavía es una niña, física y psíquicamente dependiente, mentalmente receptiva, que absorbe todo tipo de enseñanza, ejemplo o estímulo que se le presenta. Si todas estas influencias exteriores son apropiadas, estructuradas y emocionalmente equilibradas, la niña desarrollará el equilibrio, respeto, dignidad y autoconfianza que luego necesitará como recursos para llevar una vida en armonía con todo lo existente.
  • 2. El camino de la mujer. Abarca los años en que una mujer desarrolla la autoconfianza, aprendiendo a controlar su vida independiente de los adultos. Aprende a través de la experiencia personal, desarrolla sus propias respuestas emocionales y mentales y elige sus relaciones. Empieza a explorar su sexualidad y a construir su espiritualidad. Son los años en los que empieza a conocerse y, poco a poco, llega a ser una persona responsable y madura (en nuestra sociedad actual este período va desde la adolescencia hasta los 28-32 años).
  • 3. El camino de la madre. Desde el punto de vista espiritual, el nacimiento de un hijo es el evento más importante de la vida de una mujer; ya que entonces entra a formar parte de la comunidad espiritual femenina. Al cruzar la frontera entre la vida y la muerte con el parto es recibida en la comunidad de las matronas, donde inicia la verdadera enseñanza. En el período de la madre aprende la disciplina del sacrificio: cuerpo, tiempo, psique, conocimiento, vida social, condición económica, relaciones y valores son puestos al servicio de los niños. Este pasaje, ambivalente como ningún otro, la empuja a superar todos los límites que tenia previstos. Aprende a controlar completamente su mundo, intentando armonizar sus necesidades individuales con las demandas externas que constantemente caen sobre ella; alcanza así el poderoso equilibrio entre realidad interna y externa sobre el cual se basa este ritual sagrado. En el camino de la madre, la vida espiritual de la mujer pone sus raíces y florece: no hay que olvidar que en muchas culturas antiguas el dar a luz simbolizaba para la mujer una iniciación.
  • 4. El camino de la recogedora y el de la ritualista. Ambos caminos son tan antiguos como la raza humana. Recoger es una disciplina que requiere respeto antes que nada; desarrolla poderes especiales de observación y discernimiento en el conocimiento de las estaciones, del clima, de la astronomía y de la curación. Armada únicamente de conocimiento, de intuición y de oraciones, la mujer recolecta gran cantidad de plantas y de sustancias minerales para la cocina, la magia, la higiene y la cosmética. La recogedora tiene que conocer perfectamente dónde y cuando encontrar lo que necesita, la forma más adecuada de conservar, almacenar, preparar las sustancias y utilizarlas en condiciones que resulten eficaces e inocuas. Una Mujer Medicina nativa nunca aplica el mismo remedio al mismo síntoma físico en distintos pacientes, ya que trata al ser en su totalidad. Para ella “hacer medicina” es conocer al paciente, a su familia, su condición espiritual, mental, física, ambiental y social, y cómo combinar todo esto en el proceso de curación.La aspirante-chamana es también muy consciente del espíritu que hay tras la planta, roca o cristal usados en el tratamiento, a los cuales hay que dar las gracias por la ayuda que le están aportando.
Esta parte del trabajo de una Mujer Medicina se caracteriza por la tensión espiritual, aunque no tan intensa como en su primer parto, sus primeras reglas o su responsabilidad de mujer joven de aprender a respetar a los demás (humanos e inhumanos) y a sí misma. Una Mujer Medicina que no consigue equilibrio, responsabilidad y ser consciente puede suponer un desastre para toda la comunidad, porque el poder de la mujer es grande, y cuanto más desarrolle la disciplina y la devoción, más aumentará su poder.


Las mujeres que siguen el camino de la recogedora y de la ritualista tienen que ser interiormente seguras, estar profundamente preocupadas por la vida espiritual del planeta y ser capaces de sacrificar su trabajo y su ego por el bien de la comunidad.


La ley espiritual básica que la mujer aprende en el camino es que la aspirante a chamana da y da mucho tiempo antes de recoger, aunque sólo sea poco, y todo lo que obtiene de su duro esfuerzo y pruebas personales lo tiene que utilizar en alimentar y fomentar la vida.
  • 6. El camino de la maestra. Aprendiendo, experimentando, alimentando y trabajando la mujer alcanza la edad en la cual se vuelve transmisora de sabiduría espiritual y social. Es compartiendo con los demás las técnicas, las teorías y las experiencias que ha vivido como llega a ser una maestra.
Entra en la menopausia tan profunda y madura como la fruta, como la flora. Si ha seguido los caminos descritos anteriormente con armonía entrará en el reino de lo sagrado como miembro de la comunidad cósmica, derecho que se ha ganado a través de su trabajo, sacrificio y devoción. En este momento puede elegir su campo de acción puesto que es una Mujer Medicina, aunque existan otras formas menos obvias de llegar a serlo. Puede elegir la política, el servicio público o cualquier otra profesión; practicará de una forma sana y espiritual todo lo que decida ser. También puede escoger quedarse aislada o ser una abuela, continuando con sus nietos, sus bisnietos o bien otros niños sin hogar ayudándoles a crecer y educándolos.


El modo en que una anciana enfoque su habilidad y su sabiduría depende de la naturaleza del trabajo espiritual hacia el cual ha sido conducida. Gran parte de su enseñanza se transmite a través del ejemplo; ella es un modelo para las mujeres más jóvenes en el camino, y su presencia y esencia revitalizan y enriquecen la vida de su comunidad entera.
  • 7. El camino de la sabia. Alcanzada la vejez, la chamana entra en el período de la maestría, habiendo desarrollado una verdadera sabiduría. El sentido del equilibrio que caracteriza al universo es ahora parte profunda de ella, así como el sentido del humor. Está en contacto directo con hechos naturales y sobrenaturales, siendo capaz de aceptar sus directrices. La esfera de su trabajo ha trascendido su ser personal y privado, su familia; su comunidad se extiende ahora hacia las estrellas. Es un ser sagrado: es completa.
Los siete caminos proporcionan a la mujer la fuerza, la disciplina y la profunda conexión que necesita para canalizar el poder espiritual sin causar daño a sí misma ni a los demás. Le ayudan a desarrollar humildad, orden, respeto dignidad y el sentido de cuidar a toda criatura, dándole una profunda comprensión de sí misma en los aspectos interiores y exteriores.


Existen otras formas de autorrealización, pero este bellísimo ritual nos recuerda que no hay que quemar etapas sino vivir con entrega y aceptación todas las experiencias que nos llegan, sean aparentemente buenas o malas, porque es lo que nos toca vivir, y probablemente es lo mejor que nos puede pasar. A menudo las grandes enseñanzas las encontramos en la pequeñas dificultades diarias, por esto el “camino de la madre” es la etapa más difícil en la vida de una mujer; es el sacrificio del ego y el aprendizaje del amor no egoísta, requisitos esenciales para el desarrollo de una conciencia espiritual y cósmica. Estos siete caminos son los de toda mujer que quiere incrementar su poder espiritual a través de toda una vida, recordando que cada prueba o dificultad que vamos superando es un paso más que vamos dando en nuestro viaje hacia la totalidad.

Etapas y claves del proceso femenino: Sanando la relación con la Madre...




  • Si tu madre nunca te ha consolado, con toda probabilidad te será difícil encontrar un verdadero consuelo para el corazón en las relaciones que establezcas con otras personas. Tu labor será crear ese sentido de consuelo para el corazón dentro de ti misma.
  • Si tu madre nunca se ha compadecido de ti, con toda probabilidad tendrás poca paciencia con tus propios fallos humanos, así como con los de los demás. Tu labor será observar a alguien que practique la compasión, y practicarla tú misma.
  • Si tu madre silenciaba tu creatividad, tu labor será dar voz a cada impulso creativo que se presente. Pinta, escribe poesía, toca el tambor, cuida las plantas, cocina y baila.
  • Si tu madre despreciaba o rechazaba su propio cuerpo como mujer, tu labor es abrazar y honrar a tu cuerpo y a tu sexualidad.
  • Si te sentías abandonada por tu madre por la razón que fuera, incluyendo la depresión o el alcoholismo, tu labor será escuchar a tus sentimientos y nunca abandonarte tú misma.

Si tienes alguna cuestión sin resolver con tu madre y ésta ha muerto o ha quedado emocionalmente incapacitada, puedes escribirle una carta (que guardarás tú o te enviarás a ti misma) en la que expreses tu pena y tu enfado por no tener una madre nutridora, y dile que has llegado a aceptarla y comprenderla como tal y como era. Entonces podrás sentirte agradecida por su presencia en tu vida.

Todas nosotras llevamos encima el peso de nuestra madre por lo que es necesario sanar la ruptura madre/hija tanto si tu madre está viva como si no, para así poder sanar la profunda herida de tu naturaleza femenina. El elemento clave reside en que tú misma te conviertas en una buena madre. Con esa idea en la mente, asume la tarea de ser maternal contigo misma.

Lo sé por experiencia propia, soy una hija del padre cuya madre la rechazaba emocionalmente, y he seguido buscando el cariño maternal que nunca recibí de ella, ya con veinte y treinta años, y tratando de ganar la atención y la aprobación de mentores femeninos mayores que yo, como Polly Mc Vickar y la doctora Jean Houston.

También he seguido tendiendo la mano hacia mi madre para comprenderla y aceptarla. En algún momento, en los primeros años de la década de los cuarenta, llegué a un acuerdo con el hecho de que nunca recibiría de mi madre el tipo de guía y amor con los que yo soñaba.

Aunque seguía entablando amistad con mujeres maternales, lloré la pérdida del sueño que tanto anhelaba, acepté la pérdida y la dejé marchar. Mientras escribía este libro, le diagnosticaron a mi madre la enfermedad de Alzheimer; a medida que la enfermedad va avanzando y ella se va haciendo más “infantil” y más inocente, yo me voy convirtiendo en madre de mi mamá.


  • Cuando dejes buscar la sanación en una fuente externa a ti, podrás:

-Empezar a cultivar tu propia y única sensibilidad femenina, dejando un lugar para escuchar tus sentimientos y responderles.
-Escuchar a tu cuerpo y respetar sus límites.
-Escuchar a tu intuición y no dejarla atrás.
-Escuchar la voz de tu creatividad y respetar cada uno de los aspectos de ti misma que quieran expresarse en cada momento.
-Velar por tu salud y tomar las decisiones que te enriquezcan.
 Al mismo tiempo que vas desarrollando una forma de dar respuesta a tu propia vida interior, puedes dar los pasos necesarios en le mundo exterior haciendo lo siguiente:
-Pon tus sueños en marcha. Por ejemplo, si sueñas que te conviertes en una gran escritora, ve a un cursillo de redacción, haz un hueco en tu horario semanal o diario para escribir, y ¡escribe! Si quieres cambiar de carrera, busca alternativas en la biblioteca o invierte en ti misma acudiendo a un centro especializado.
-Pon manos a la obra: cuida las plantas, date un masaje, haz pan, observa los ciclos de la naturaleza y sé consciente de tus biorritmos y su relación con los ciclos estacionales.
-Cultiva y apoya a tus amistades femeninas.
-Únete a un grupo de mujeres; la sanación se produce en la matriz femenina.
-Visita la biblioteca o la librería y saca libros en los que investigar sobre lo femenino sagrado.
-Participa en el enriquecimiento de tu comunidad.

Maureen Murdock
"El viaje heroico de la mujer. Etapas y claves del proceso femenino"

ORACION DEL FUEGO



Que el fuego ilumine nuestros pensamientos,

que los haga verdaderos, buenos y justos.
Que nos impida resignarnos con menos.
Que el fuego ilumine nuestra mirada.
Que nos abra los ojos al placer de compartir todo lo bueno de la vida.
Rogamos al fuego que nos aleje de aquello que no nos pertenece por derecho.
Que el fuego caldee nuestros labios, para que podamos decir la verdad con palabras amables
que sirvan y estimulen a otros.
Que el fuego habite en nuestros oídos, para que podamos escuchar de verdad,
para que podamos oír el rumor del agua y toda la creación y el Ensueño.
Que nos proteja de las habladurías y de todo aquello que
pueda hacernos daño y causar el quebranto de nuestra familia.
Que el fuego habite en nuestros brazos y manos para que podamos ser útiles y construir el amor.
Que el fuego habite en todo nuestro ser, en nuestras piernas y pies, para que podamos caminar sobre la tierra con reverencia y respeto, para que podamos avanzar por la senda del bien y la
verdad, sabiéndonos a salvo de apartarnos de aquello que es verdadero.

I Nivel de Reiki Usui por Ivana Noche Autoexistente (Tambores Chamánicos Masayacu® // Mujer Ancestral®)

Reiki: Energía que sana y armoniza ​ NO NECESITAS TENER NINGUN TALLER O CONOCIMIENTO PREVIO PARA INICIARTE EN REIKI, SOLO LAS GANAS...